-País: Austria
-Ciudades: Salzburgo, Hallstat, Laufen, Oberndorf bei Salzburg y Arnsdorf.
-Fecha y duración del viaje: 8-10 de Julio de 2012.
-Documentación necesaria: Para ciudadanos de la UE: DNI o Pasaporte vigente.
-Idioma: Alemán
-Moneda: Euro
-Vacunas: No son necesarias
-Electricidad y adaptador: 230V 50Hz, enchufe C y F.
-Diferencia horaria: Lo puedes mirar aquí http://www.diferenciahoraria.info
Recorriendo lugares de cuento de hadas
Entramos al país por la frontera eslovena, nuestro objetivo era llegar a Hallstat, para después continuar camino a Salzburgo, y hacer noche allí.
En nuestro camino, fuimos parando por algún pueblo típico autríaco, para disfrutar de sus maravillosos paisajes, y de sus ricas cervezas.
Entramos en Hallstat lloviendo, y el poco tiempo que pudimos estar allí, la lluvia nos acompañó. Sin duda, es un pueblo precioso, y perfectamente podría ser el lugar ideal de cualquier cuento de hadas. Los dos únicos inconvenientes que le encontré fueron, el aparcamiento de pago, sí o sí, y la cantidad de turistas que había. Aun así, la visita mereció la pena, sobretodo por la imagen tan preciosa que se quedó grabada en mi retina.
Mientras estábamos en Hallstat, recibimos la llamada de nuestra couchsurfer Rina. Ella nos alojaría dos noches en su casa, a 20 km de Salzburgo, en un pueblo que hay en la frontera de Alemania y Austria, Laufen.
Cuando llegamos allí, ya estaba anocheciendo, así que Rina y, su compañera de piso, Sofí fueron muy amables, y se ofrecieron a acompañarnos a ver la capilla donde se cantó por primera vez el villancico de Noche de Paz, que estaba muy cerca de su casa, concretamente, en el pueblo de al lado, Oberndorf bei Salzburg.
Estamos muy agradecidos a Rina y a Sofí, por habernos acogido en su hogar, además de ofrecernos cena, desayuno, y un montón de recomendaciones sobre Salzburgo.
Cenamos comida peruana riquísima, y nos fuimos a dormir, ya que al día siguiente, nos esperaba un precioso día.
Salzburgo, la ciudad de Mozart
Nos levantamos temprano, y tras un buen desayuno, cogimos nuestro coche en dirección Salzburgo. En menos de 15 minutos estabamos aparcando junto al río.
Desde aquí, comenzamos nuestro recorrido por la ciudad. Nuestra primera parada, fue el Palacio de Mirabell, construido en 1606. Actualmente, alberga el gobierno de la ciudad.
Sus jardines son maravillosos, están cuidados al detalle y, sin duda, es una de las cosas que no nos podemos perder. Dentro del recinto, se pueden destacar, ademas del jardín principal, el jardín de los enanos y el de las rosas.
Durante nuestra visita, tuvimos la suerte de poder asistir a uno de los conciertos que se dan en los jardines.
Salimos por la Makartplatz, donde nos encontramos con la casa de Mozart. Sin duda, durante toda la visita a la ciudad, pudimos ver como había muchas referencias, al gran compositor y pianista austríaco.
Junto a la casa de Wolfgang, fue donde ví mi primer escaparate con una tarta Sacher, aunque ese día me quedé sin probarla. Pero más adelante, en días posteriores, ya vereis como no me fui del país sin comer esta delicia.
Cruzamos el río por Makartsteg, y desde allí, obtuvimos una preciosa panorámica, con las casas junto al río, el Dom y en lo alto de la colina, el Castillo.
Callejeamos por el otro lado del río, hasta llegar a la Iglesia de la Universidad de Salzburgo.
En la plaza que hay detrás, descansamos un poco, ademas de conectarnos a una red wifi. Desde aquí, nuestra intención era subir al castillo, pero por el camino, fuimos viendo algunos puntos de interes que iban surgiendo a nuestro paso.
Lo primero que no encontramos, fue el cementerio y la Iglesia de St Peter. A la iglesia no entramos, pero en el cementerio estuvimos un rato dando una vuelta, por su belleza, y lo bien cuidado que lo tienen. Además, se empezó a levantar un viento tremendo, así que no nos quedó otra, que cuando empezó a caer el diluvio universal, refugiarnos dentro de un panteón.
Cuando la tormenta amainó, salimos por una puerta trasera que hay en el cementerio, y comenzamos a oir mucha agua, en ese momento descubrimos el Molino de San Pedro. Un antiguo molino, y justo a su lado, una talla en madera, de San Pedro.
Está muy cerquita de la Plaza de la Catedral, allí vimos un mercadillo, donde vendían comida, souvenirs, etc.
Compramos algo para comer, y seguimos subiendo hacia el castillo.
Llegamos a la entrada del funicular, y vistos los precios, subir caminando. Merece la pena, aunque sea algo agotador. Las vistas son una pasada, y una vez que llegas arriba, puedes estar un rato sentado descansando, con Salzburgo a tus pies.
No entramos al castillo, pero en lugar de tomar la dirección que todo el mundo cogía para bajar, nosotros nos fuimos por unas callejuelas muy tranquilas y con unas preciosas vistas, hasta llegar a la Abadía de Nonnberg.
Paso a paso, nuestros pies regresaron al centro, donde visitamos dos edificios religiosos: el Dom, y la Iglesia franciscana.
El Dom de Salzburgo, es una edificio de estilo barroco, del siglo XVII, y tiene 142 metros de largo y 33,32 de alto en la bóveda central. La iglesia fue dañada durante la Segunda Guerra Mundia, cuando cayó una bomba sobre la cúpula del crucero. Su reconstrucción tardó bastante. Las obras se finalizaron en el año 1959. El interior nos gustó mucho, sobretodo la cúpula.
El Dom de Salzburgo, es una edificio de estilo barroco, del siglo XVII, y tiene 142 metros de largo y 33,32 de alto en la bóveda central. La iglesia fue dañada durante la Segunda Guerra Mundia, cuando cayó una bomba sobre la cúpula del crucero. Su reconstrucción tardó bastante. Las obras se finalizaron en el año 1959. El interior nos gustó mucho, sobretodo la cúpula.
La segunda parada, era la Iglesia franciscana. Es una de las iglesias más bonitas de Salzburgo, sobretodo, su interior. Desde el siglo VIII, este emplazamiento ha estado ocupado por alguna iglesia. Esto justifica que la iglesia actual tenga distintos estilos en ella misma.
Y, como nuestro pensamiento, era ir a visitar un pequeño pueblo que nos había recomendado nuestra couchsurfer Rina, decidimos caminar hacia nuestro coche.
De camino, estuvimos viendo las tiendas que hay por la famosa calle Getreidegasse, y sobretodo, los curiosos carteles que cuelgan de ellas.
En el borde del río, casi llegando al coche, encontramos un mercadillo de cosas internacionales. Dimos una vuelta, ya que nos pillaba de paso, y finalmente, nos fuimos dirección Arnsdorf.
Y, como nuestro pensamiento, era ir a visitar un pequeño pueblo que nos había recomendado nuestra couchsurfer Rina, decidimos caminar hacia nuestro coche.
De camino, estuvimos viendo las tiendas que hay por la famosa calle Getreidegasse, y sobretodo, los curiosos carteles que cuelgan de ellas.
En el borde del río, casi llegando al coche, encontramos un mercadillo de cosas internacionales. Dimos una vuelta, ya que nos pillaba de paso, y finalmente, nos fuimos dirección Arnsdorf.
Arnsdorf es un pequeño pueblecito, cuidado y muy tranquilo, y en estas tres características, radica su encanto.
El simple hecho de aparcar el coche, pasear por sus tranquilas calles, ver el tranquilo y cuidado cementerio de su iglesia, dar una vuelta por el campo lleno de animales, y cruzarte con algún lugareño que te saluda amablemente, hace que merezca la pena estar un rato allí.
Pero, aun nos quedaba una última cosa que hacer en el día de hoy, todavía teníamos tiempo, así que nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo donde estábamos alojados, Laufen.
Llegamos, dejamos nuestro coche en la parte austríaca, y caminamos tranquilamente hacia la zona alemana, cruzando el puente Salzachbrücke. Este puente colgante sobre el río Salzach, mide 165 metros. Fue construido entre 1901 y 1903. Antes del puente actual, había un puente de madera, que en el año 1899 fue destruído por una inundación.
Nuestras ultimas horas allí, antes de irnos a dormir y seguir camino, al día siguiente, al Tirol, las pasamos en el bonito pueblo, paseando y disfrutando de una buena cerveza a la salud de todos nuestros familiares, amigos y seguidores.
Babysapito.
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